Pregunta: «¿Qué es el instrumentalismo en filosofía?»
Responder:
El instrumentalismo es la afirmación filosófica de que la importancia de las creencias es su utilidad —su papel como instrumentos— y no si el sujeto de la creencia existe literalmente. Bajo este concepto, el valor principal de cualquier acción o perspectiva son sus efectos prácticos, no cualquier ideal trascendente o universal.
Varias formas de instrumentalismo implican que la «verdad» se aplica a las creencias sólo marginalmente, si es que se aplica. El instrumentalismo suele categorizar creencias junto con abstracciones como «el número diecinueve» o «una manzana típica», que se refieren a alguna apariencia de realidad, incluso si no tienen una presencia material literal. Algunos instrumentistas «duros» dan a entender que las creencias son totalmente irreales. Todo lo que no sea directamente observable, según el instrumentalismo, es de dudosa realidad.
Hasta cierto punto, el instrumentalismo filosófico es la sugerencia de que «el fin justifica los medios»; no en un sentido moral o ético, sino pragmáticamente. Esto sugiere que el valor principal de cualquier creencia es lo que impulsa a una persona a hacer. La «verdad» de tal creencia, en ese sentido, es irrelevante, y todo lo que importa a pequeña escala es que la creencia «A» conduce al resultado o acción «B».
Otra aplicación del instrumentalismo sugiere que las teorías científicas o los modelos teóricos son significativos en la medida en que generan predicciones precisas o explican constantemente las observaciones. Según este punto de vista, si una teoría como la evolución por selección natural es «literalmente verdadera» es irrelevante para si la evolución por selección natural es un modelo confiable para el estudio científico.
La Escritura no habla del instrumentalismo en sí. Sin embargo, Jesús criticó a los fariseos por seguir los rituales tradicionales por su propio bien (Marcos 7: 8). El libro de Hebreos señala que el propósito último de ciertas leyes mosaicas era implicar un significado más elevado (Hebreos 8: 5). Y, por supuesto, la Biblia de ninguna manera apoya la sugerencia de que los fines son suficientes para justificar los medios. Por otro lado, Jesús enseñó con frecuencia que las leyes de Dios no debían seguirse con un literalismo sin sentido (Mateo 12: 1–8), lo que es paralelo al punto de vista instrumentalista de que los resultados prácticos son parte de cómo se evalúan los comportamientos. En general, la Escritura al menos contradice las formas más estridentes de instrumentalismo.